La microvasculatura (o microvasos) se refiere a la gran red de arteriolas (arterias más pequeñas), capilares y vénulas (venas más pequeñas) en el cuerpo. Esta red de ramificación de los vasos sanguíneos compone la parte más grande e importante del sistema circulatorio. Los microvasos están presentes en cada parte del cuerpo y tienen una amplia variedad de funciones importantes que sustentan la vida, reparan daños y regulan el cuerpo humano. Dentro de estas microscópicas estructuras, el oxígeno que respiramos y los nutrientes de los alimentos que comemos se transportan hacia nuestro cuerpo para ser consumidos por los tejidos y los órganos.
Las funciones de la microvasculatura incluyen:
Intercambio de dióxido de carbono y oxígeno
Entrega de nutrientes
Almacenamiento de sangre (capacitancia)
Inflamación
Mantenimiento de la presión arterial
Regulación de la temperatura
Hay una relación íntima entre un tejido o un órgano y su microcirculación. Las venas y las arterias microscópicas responderán muy rápidamente a las necesidades de los tejidos a los cuales sirven. Algunos lechos capilares, como las de la piel, pueden expandirse a mil veces cuando sea necesario. Las funciones de la microcirculación se manejan a nivel local y a nivel de todo el cuerpo. Esto significa que el tejido mismo puede actuar localmente para mejorar o reducir la función de la microcirculación, o puede ser regulado por las hormonas y sustancias producidas en otras partes del cuerpo.
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